– ¿Cómo? ¡Este baño no tiene pestillo! ¡No pienso entrar!
– Mmm… y sí. Pero no se preocupe, señora. Le aseguro que el tema del pestillo es más peligroso para nosotros que para usted.
Cientos de frases y nada que hacer.
Porque la mejor forma de celebrar el día del trabajo es no trabajando.
Supermercados y grandes tiendas cerradas.
Refrigerador vacío.
Hambre.
– A ver. ¿Quiere que le diga la verdad, señora?
– No, doctor. A las mujeres no nos gusta la verdad. Por eso los hombres son tan mentirosos.
La «mística» científica. La persona puede sentirse muy bien, asintomática. Lo único que puede convencerla de lo contrario es un exámen de sangre alterado.
Un electrocardiograma.
Otorrinolaringólogo?
Pues la ciencia es más mística de lo que parece.
– Oye, y te duele aquí?
– No
– Y aquí?
– No
– Ya, y aquí?
– No.
(pausa dramática en donde me siento, me pongo a escribir un par de cosas, el cabro chico se pone a saltar en la camilla como un verdadero cabro chico, y de pronto se manda un jackass, de cara al piso, ante su mamá).
– Bueno, y ahora te duele algo?
Llegó el frío. Sopla un viento terrible. La ropa se seca de inmediato, pero a veces siento que me falta ropa.
Esa terraza necesita una reingeniería.
Supongo que a nadie le falta dios ni pan.
Y un restaurant de comida china debe tener a una china atendiendo. O sino, el mundo se destruiría.
La última china que vi estaba viendo una película de chinos vaqueros.
Problem, space-time paradox?
Ojalá tuviera una mascota tan genial como la del konsomé panchi.
– Doctor, mire lo que le saqué a mi hijo del potito
(acto seguido, la mujer saca un frasco con un gusano de 12 centímetros en su interior)
– Guau. Oye, tú – le digo al muchacho – ¿Y te duele algo?
– No
– Y estás contento?
– Si.