La verdad es que las predicciones se hacen realidad. Basta con ser pesimista para tener razón en todos los aspectos de la vida.
Que no va a funcionar.
Que se va a morir.
Que no me va a pescar.
Que los apuntes secretos saldrán a última hora.
El problema es que ir predispuesto al fracaso significa convertirnos en nuestro peor enemigo. Es inevitable el auto-sabotaje.
Algo así como el sindrome «Luke-Skywalker».
Los verdaderos maestros dicen que el sentido del universo está en la acción positiva. El acto constructivo es una de las cosas que más nos acercan a la divinidad.
«Maeshtro! Escribí un poema, mire:
Una mariposa
Le quito las alas
¡Y se vuelve pimiento!»
«No, no, eso no es poesía. Permíteme corregirlo:
Un pimiento
Le pongo unas alas
¡Y se vuelve mariposa!»
Los maestros también dicen que la solución consiste en agarrar un anillo de oro y meterlo en el culo de un gay.
Los verdaderos maestros están locos.
En este mundo de mierda lo único que importa son los resultados. Robar, matar, copiar, pisotear, ignorar, mentir… todo vale para alcanzar el fin superior.
Claro que al lokito de Wikileaks no le vienen con cuentos.
A mí, tampoco.
Quizá la verdadera paz está en la pureza de pensamiento y en poder subirse a la nube voladora.
Tal vez la madurez es cuando permitimos que los demás asesinen al niño que llevamos dentro.
Supongo que lo correcto es dejar de desvariar y seguir estudiando.
Quedan 48 horas para la ejecución.