Dot Haf

Desperté en medio de la noche y llueve. Hoy pasaron cosas extrañas. Comenzamos con los prácticos de traumatología infantil y debíamos ir a un nuevo hospital, al Exequiel.

– ¡Pablo! Juntémonos mañana a las 8. Tú serás el guía, el resto no sabemos bien como llegar.

Todo bien hasta que abrí los ojitos por la mañana. Eran las 08:08.

¿Suerte o desgracia?

¡Delicius!

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Maldito banco desgraciado. Saqué una cuenta y la seguridad es tan putifruncida que ni siquiera yo puedo acceder a ella por internet.

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Ella entró a la sala. No tenía más de 20 años. Se veía normal, de rostro redondo y algo inexpresivo. Quieta, muy quieta, como temerosa y de mirada empañada. Tomó asiento y comenzó la lluvia de preguntas. Ella sonreía a ratos, por inercia, con una sonrisa vacía que suelo conocer muy bien…

– Estoy aquí porque… las voces… y dios me habla. Dios se llama Fredi. Y yo soy la virgen, pero no tengo poderes, no hago milagros… es que no tengo himen… y cuando estamos solos, Fredy me besa… me da besitos y me siento super plena por dentro, como un calorcito acá en el estómago… a veces Fredi me posee y habla a través de mi… y no me molesta… Fredi se pone celoso si hablo con otros hombres… una vez me pegó súper fuerte… me dice garabatos… y no sé si seguir hablando…. ustedes creen que estoy loca… esto es un hospital siquiátrico… Fredi no quiere hablar con ustedes… es que le da vergüenza…Fredi sabe muchas cosas… me dijo que mi papá se iba a ganar el Kino y que la Shakira iba a ser mi amiga… acá, las chiquillas le preguntan cosas al Fredi… igual me aburro, y el Fredi también… les dice mitad verdad, mitad mentira…

Una mezcla de risa y miedo. Por un momento la envidié. Ella es su propio mundo y de ahí saca todo lo que necesita. Por otro lado el miedo… ¿que haré si algún día escucho voces? ¿que haré si algún dia cruzo la raya y no consigo volver?

Seré franco: dentro de mí hay una voz. La escucho pero no le hago mucho caso. Me dice que la busque, que la llame, que la persiga. Que le deje una rosa cada día, que le escriba cartas, que nunca la olvide y que reclame hasta conseguirla de vuelta…

Voz hinchapelot…

El problema es discernir sobre lo verdaderamente enfermizo: escuchar la voz o… ¿no hacerle caso?